Junto al cementerio municipal de Aravaca, en un recinto adjunto se encuentran enterrados un conjunto de represaliados por las fuerzas republicanas durante los primeros meses de la Guerra Civil. Concretamente, a finales de octubre de 1936 los republicanos sacaron entre 20 y 30 presos de la checa de Ventas para “darles el paseo”. Posteriormente se hicieron más sacas que acabaron también con fusilamientos en Aravaca. Entre todos ellos figuraban religiosos, militantes derechistas, monárquicos o falangistas. Pero sobre todo destacan dos nombres entre la larga lista: Ramiro de Maeztu, uno de los intelectuales más importantes del primer tercio del siglo XX, y Ramiro Ledesma Ramos.
Pues bien, en la noche del 22 al 23 de octubre, según afirma una nota de prensa enviada por La Falange, el Camposanto de los Mártires de Aravaca ha sido asaltado y profanado por vándalos de extrema izquierda. El hecho de por sí es grave por los destrozos causados, que a primera vista son cuantiosos.
El ayuntamiento de Madrid tiene perfecto conocimiento de la situación. Saben que cuando se acerca el final de octubre, cuando los familiares quieren ir a las tumbas de los suyos, los ultra izquierdistas manchan todo el cementerio con pintadas insultantes. Además del despreciable ataque a los muertos, se trata de agraviar a sus descendientes. La información sobre este grave asunto les ha llegado a través de familiares de los allí finados.
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