La demografía es una ciencia exacta, y con exactitud nos dice que en unos cien años la población autóctona de Europa se habrá extinguido: no quedarán españoles, ni italianos, ni alemanes.
Para que el número de habitantes de un país permanezca estable, cada mujer debe tener un promedio de 2,1 hijos. En el caso de España, el índice de fecundidad lleva cayendo a plomo desde los años 80. Mientras que en 1976 cada mujer tenía un promedio de 2,8 hijos, en la actualidad esta cifra se ha reducido a 1,33 para mujeres españolas y a 1,69 para mujeres inmigrantes. Este déficit ha producido un gigantesco agujero en la pirámide de población de nuestro país (ver figura 1): faltan entre 9 y 12 millones de españoles menores de 30 años para mantener el nivel de población de España. Dicho de otra manera, faltan 250000 nacimientos anuales para asegurar el relevo generacional. La situación es aún peor en Alemania, donde el proceso de despoblación comenzó unos diez años antes que en España: allí faltan entre 20 y 33 millones de alemanes para corregir la pirámide de población.
Figura 1: pirámide de población de España a enero de 2010
Las consecuencias de este descalabro son fáciles de imaginar: nuestra estirpe y nuestra cultura se extinguen, los sistemas económico y de protección social (pensiones, sanidad, etc.) van a colapsar antes de mediados de este siglo, y la capacidad de autodefensa de Europa se verá pronto gravemente comprometida por falta de soldados, que tendrán que ser sustituidos por mercenarios extranjeros.
Debemos tener muy claro que la cantinela progre-oficial de que la inmigración es la solución a la quiebra del sistema de pensiones es rotundamente falsa. En la figura 2 se superponen las pirámides de población de españoles y de extranjeros residentes en España. La inmensa mayoría de los inmigrantes que han entrado en España tienen edades comprendidas entre los 20 y los 50 años, de manera que no rellenan la parte deficitaria de la pirámide. Aunque es cierto que durante algunos años (antes de la crisis) mejoraron la proporción de trabajadores activos a pensionistas, sucede que:
1. A medio plazo agravarán la situación porque aumentará la cantidad de pensionistas sin que se haya resuelto la falta de futuros cotizantes. Los inmigrantes también envejecen.
2. Muchos de los inmigrantes gastarán sus pensiones en sus países de origen, retrayendo consumo del mercado nacional.
3. En la situación actual de paro brutal, cualquier puesto de trabajo ocupado por un inmigrante supone que un español deja de cotizar a la Seguridad Social. De hecho, basta con salir a la calle para comprobar cómo empresarios y políticos sin escrúpulos están priorizando la contratación de inmigrantes frente a la de trabajadores nacionales, y cómo mafias organizadas se están haciendo con el control de una parte significativa del pequeño comercio, no sin la complicidad de los españoles que entran a comprar en esas tiendas.
Figura 2: pirámides de población nativa y extranjera en España en 2009En la figura 2 se observa con claridad que ha aumentado la población en la franja de edades intermedias, desequilibrando aún más la distribución: se ha formado un tsunami demográfico que avanza hacia arriba. Se llevará por delante todo el sistema sanitario y de pensiones, y dejará tras de sí un continente destruido e irreconocible.
Este infierno hunde sus raíces en el fondo de nuestras almas. En las últimas décadas nos han implantado una concepción egoísta e indolente de la vida. En palabras de nuestro genial José Ortega y Gasset (La Rebelión de las Masas, Primera parte, Cap. VI):
“[…] Esto nos lleva a apuntar en el diagrama psicológico del hombre-masa actual dos primeros rasgos: la libre expansión de sus deseos vitales y la radical ingratitud hacia cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia. Uno y otro rasgo componen la conocida psicología del niño mimado. […] Heredero de un pasado largísimo y genial – genial de inspiraciones y de esfuerzos –, el nuevo vulgo ha sido mimado por el mundo en torno. Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado […] La criatura sometida a este régimen […] llega a creer efectivamente que sólo él existe, y se acostumbra a no contar con los demás, sobre todo a no contar con nadie como superior a él”
En el contexto que nos ocupa, sucede que nuestra entrega al “disfrute de mi vida y de mi libertad” nos han hecho tan egoístas como para llegar a considerar que los hijos son un estorbo, y pensar que tenemos el derecho a eliminarlos físicamente en caso de “accidente sexual”. Ética y ley a gusto del consumidor. A todas las asociaciones por la tolerancia, la paz y la solidaridad habría que preguntarles si esta postura ante la vida es solidaria, y si piensan que sus actividades en fomento de la inmigración incontrolada son solidarias para con su país y para con el orden social y legal. No os hagáis ilusiones; a estos nuevos mercenarios les pagan para que escupan sobre nuestras ideas y sobre nuestros muertos.
¿Qué solución ofrecen los políticos actuales al problema demográfico?
Ninguna, ya que ellos son los principales responsables de este estado de cosas. El problema sólo se resuelve teniendo más hijos, pero esto está radicalmente en contra del modelo de sociedad que defienden y que prodigan en los colegios y por televisión. Teniendo en cuenta su nivel de envilecimiento y el desparpajo con el que traicionan a su pueblo, podemos suponer que sus decisiones irán a gusto de los usureros de las finanzas: aumentarán la edad de jubilación hasta los 100 años, nos seguirán destrozando con hipotecas e impuestos, y seguirán inundando el país con inmigrantes para engordar la población activa y reducir el precio de la mano de obra. En unas cuantas décadas todo reventará y el nivel de vida se vendrá abajo. Para entonces nuestra nación y nuestra Europa habrán desaparecido para convertirse en un vertedero multiétnico o en una república islámica. En este último caso, los profesionales de la tolerancia seguro que no tendrán inconveniente en convertirse en los islamistas más feroces.
¿Qué proponemos nosotros?
Poner en marcha planes para el fomento de la natalidad de las familias españolas. En concreto:
1. Recuperar el valor de la nación como proyecto colectivo, y dignificar el valor de la raza, de la familia, del trabajo y del sacrificio personal.
2. Cancelación de un 25% de hipoteca por cada hijo, hasta un máximo igual al precio medio de la vivienda protegida.
3. Ayudas directas a familias numerosas (más de tres hijos).
4. Medidas efectivas para la conciliación de la vida familiar y laboral: más y mejores guarderías, flexibilización de horarios laborales de madre y padre, controles efectivos para evitar situaciones de discriminación de la mujer en el acceso al mercado de trabajo, en el acceso a las bajas por maternidad y en el retorno al puesto de trabajo, etc.
5. Limitación de los supuestos del aborto. El aborto no es un derecho ni un medio anticonceptivo.
Paralelamente es necesario detener la entrada incontrolada de inmigrantes y fomentar el retorno a sus países de origen de las comunidades de inmigrantes no asimilables y abiertamente hostiles hacia nuestras tradiciones. Los procesos de regularización masiva del pasado deben anularse con carácter retroactivo, ya que eran ilegítimos y han alterado el orden social de España. En el futuro, los procesos de inmigración deberán vincularse a las necesidades de mano de obra que no pueda ser cubierta por trabajadores nacionales, y deberán proporcionarse garantías en origen al inmigrante.
Nada de esto podrá hacerse sin una gran revolución nacional que libere tanto a España como a Europa de la tenaza formada por los políticos corruptos y por el mundo de la usura financiera. Nos están arruinando económica, social y racialmente. La decisión es tuya. Únete y grita con nosotros: ¡SANGRE Y SUELO!
Redacción de Alianza Nacional